Bocetos Intervención Mural "Monstruosamente Imparable" para BAC08 REVELLE TOI .Inaguración 2 al 28 de Diciembre 08 Barcelona
Formatos 42x29 cms Técnica Mixta sobre papel
Intervención mural 3,5 x 6 metros
TEXTO.
La Rafflesia arnoldii es la flor más grande del mundo. Puede llegar a pesar hasta 11 kg. Pero su particularidad más importante es que, en cuanto se abre, comienza a morir, y por tanto, a pudrirse. El aroma de su putrefacción es como cáliz para los insectos, los cuales, embriagados de dicho hedor, no pueden evitar hacer de dicha carne en descomposición su único y vital propósito.
Es bueno que las cosas funcionen bien.
Un funcionamiento sencillo es un funcionamiento efectivo. Las sociedades funcionan a partir de ordenaciones colectivas que se dan por válidas en el momento en el que suponen el comportamiento colectivo mayoritario. No es conveniente complicar la formulación de un comportamiento colectivo mayoritario, pues se corre el riesgo de entrar en aspectos predominantemente individuales. La individualidad conduce a una suerte de exclusividad que un mercado de valores como el occidental no está preparado para asumir (si el Sistema tuviera a bien observar las necesidades y preferencias de cada uno de sus integrantes dejaría incontinenti de ser Sistema). Es rigurosamente ineludible simplificar dicho comportamiento para dogmatizar las consecuencias, ordenar las estadísticas, nutrir las entrañas del mercado y asegurar la permanencia del síntoma que dota de cinética positiva al engranaje social.
Sobre la moda. He aquí una de los más perfectos artefactos de un sistema que, después de incontables periodos de barbarie, genocidios, dictaduras y sometimientos, ha entendido (con una clarividencia diáfana) que la mejor manera de someter a todo un conjunto social es por las buenas. Cuando digo por las buenas, hablo de un sometimiento disfrazado de bien (algo así como el caballo de Troya). Dotar al colectivo de una idea de agradable contemplación, brillantísimo cepo: un concepto en el cual pueden verse reflejados, identificarse y, lo más importante, COMPLETARSE. Adquirir la tan preciada diferenciación a partir de un bien de primera necesidad, el cual se desvincula (hace ya siglos) del concepto de bien de primera necesidad para derivar en un mercado en continua mutación, actuando mucho más allá, en campos como el de la tendencia o la idea de contemporaneidad (idea que convive estrechamente con otra, mucho más importante: la de vivir en un tiempo presente, que te pertenece y del que formas parte activa). La moda es personalidad, es status. Es preponderancia económica, simpatías o discrepancias hacia ideas mucho más abstractas, como ideologías, gustos musicales o posicionamientos intelectuales. La moda no complementa, indica. Y lo peor de esto es que tal indicación actúa metafóricamente como la flor de Rafflesia arnoldii: nada más nacer, comienza a morir, a pudrirse, a descomponerse. Un gran festín para insectos, larvas y gusanos.
Es bueno que las cosas funcionen bien.
Un funcionamiento sencillo es un funcionamiento efectivo. Las sociedades funcionan a partir de ordenaciones colectivas que se dan por válidas en el momento en el que suponen el comportamiento colectivo mayoritario. No es conveniente complicar la formulación de un comportamiento colectivo mayoritario, pues se corre el riesgo de entrar en aspectos predominantemente individuales. La individualidad conduce a una suerte de exclusividad que un mercado de valores como el occidental no está preparado para asumir (si el Sistema tuviera a bien observar las necesidades y preferencias de cada uno de sus integrantes dejaría incontinenti de ser Sistema). Es rigurosamente ineludible simplificar dicho comportamiento para dogmatizar las consecuencias, ordenar las estadísticas, nutrir las entrañas del mercado y asegurar la permanencia del síntoma que dota de cinética positiva al engranaje social.
Sobre la moda. He aquí una de los más perfectos artefactos de un sistema que, después de incontables periodos de barbarie, genocidios, dictaduras y sometimientos, ha entendido (con una clarividencia diáfana) que la mejor manera de someter a todo un conjunto social es por las buenas. Cuando digo por las buenas, hablo de un sometimiento disfrazado de bien (algo así como el caballo de Troya). Dotar al colectivo de una idea de agradable contemplación, brillantísimo cepo: un concepto en el cual pueden verse reflejados, identificarse y, lo más importante, COMPLETARSE. Adquirir la tan preciada diferenciación a partir de un bien de primera necesidad, el cual se desvincula (hace ya siglos) del concepto de bien de primera necesidad para derivar en un mercado en continua mutación, actuando mucho más allá, en campos como el de la tendencia o la idea de contemporaneidad (idea que convive estrechamente con otra, mucho más importante: la de vivir en un tiempo presente, que te pertenece y del que formas parte activa). La moda es personalidad, es status. Es preponderancia económica, simpatías o discrepancias hacia ideas mucho más abstractas, como ideologías, gustos musicales o posicionamientos intelectuales. La moda no complementa, indica. Y lo peor de esto es que tal indicación actúa metafóricamente como la flor de Rafflesia arnoldii: nada más nacer, comienza a morir, a pudrirse, a descomponerse. Un gran festín para insectos, larvas y gusanos.
3 comentarios:
naturalmente me viene a la cabeza "el hombre elefante" de David Lynch. Me muero de curiosidad de verlos en directo…te fui a ver en Diabolik
Has ganado un seguidor!
Salut!
a mi igual se me vino a la cabeza el hombre elefante, qué buena película.
y los bocetos están espectaculares!
Nena, me encanta esta serie. La de la tía agachada y la de la pierna gorda las que más. Estás como un cencerro, pero sigue así :D Besines, linda.
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